San Fidel de Sigmaringa por Ermes Dovico
ENTREVISTA

Un contrarrevolucionario habla del infierno de las cárceles venezolanas

Vasco Da Costa, disidente venezolano, Premio Sájarov 2017, se define a sí mismo como contrarrevolucionario, católico y tradicionalista. Sus ideas atemorizan al régimen fundado por Hugo Chávez y heredado por Nicolás Maduro, quienes lo han arrestado ocho veces. Precisamente en los días en que un informe de la ONU revela los horrores del régimen venezolano, Da Costa relata los abusos y las torturas sufridas en primera persona, tanto en las cárceles como en los centros clandestinos en donde funcionarios de la DGCIM torturan libremente a los presos políticos. Son parte de un sistema represivo establecido por quienes apoyan al Socialismo del Siglo XXI, que se articula con un proyecto revolucionario internacional. Un proyecto comunista aderezado con la Teología de la Liberación, nacido en Cuba y exportado a Venezuela.

Internacional 21_09_2020 Italiano English

El informe de las Naciones Unidas sobre la situación de los Derechos Humanos en Venezuela es contundente:  la dictadura de Nicolás Maduro cometió “violaciones atroces” que equivalen a crímenes de lesa humanidad, porque busca “eliminar la oposición”. 400 páginas describen el horror que vive el pueblo venezolano y que gran parte de los medios italianos han disminuido, dando poco o ningún espacio, a pesar de que se trata de una noticia de primera plana a nivel internacional.

Pero este horror no es casual, como tampoco es casual el silencio italiano. Para entenderlo, la Brújula Cotidiana conversó en exclusiva con una de las pocas víctimas que se atreve a hablar sobre lo que vivió en prisión: el politólogo anticomunista, premio Zakharov 2017, Vasco Da Costa. Liberado el pasado 01 de septiembre, luego de dos años en la cárcel militar de Ramo Verde, favorecido por el indulto del dictador a 110 prisioneros políticos.

“La ONU dice lo que ya sabíamos todos los venezolanos. Es simplemente la constatación de una realidad: que en Venezuela la Revolución Bolivariana usa la tortura de forma sistemática y organizada para aplastar a los opositores y para mantenerse en el poder”, expresó Vasco Da Costa. Pero subrayó la necesidad de que este anuncio de la ONU tenga consecuencias, “las cosas no pueden seguir igual. El señor Maduro, el señor Padrino López y toda la estructura del gobierno tienen que ser enjuiciados, tienen que pagar cárcel por los crímenes de lesa humanidad que han cometido”.

Vasco Da Costa se define a sí mismo como un “pensador político católico, tradicionalista, contrarrevolucionario”. A los 14 años, fundó la Sociedad Venezolana de Defensa de la Tradición, la Familia y la Propiedad (la TFP) en el colegio San Agustín del Paraíso en Caracas. De 1979 y hasta 1987 estudió en la universidad Jasna Gora de Brasil. Como politólogo, trabajó en Chile, Argentina, Perú, Uruguay, Paraguay, y Colombia, hasta que en 1995 volvió a Venezuela, “porque sabía que venía el chavismo y decidí luchar contra la dictadura comunista que iban a implantar en el país”.

¿Qué es el Chavismo? “Es una secta perversa que inventó el Socialismo del Siglo XXI, que es simplemente el Socialismo de todos los tiempos, aderezado con elementos de la Teología de la Liberación, que le da una base blasfema, pues hablan de un Cristo revolucionario que era socialista. Es una banda de criminales que tiene secuestradas todas las instituciones del Estado, que pretende tener un país de esclavos y permanecer ellos para siempre en el poder”.

Entre el año 2004 y 2020, Vasco Da Costa ha estado preso en ocho ocasiones: tres con procesos judiciales abiertos y otras 5 ha estado simplemente secuestrado por el régimen. Lo han acusado de terrorismo, de financiamiento al terrorismo, de golpe de Estado, de cooperación militar, de instigación al golpe de Estado, de instigación a la violencia, de producción de armas de guerra, de almacenamiento de municiones y de ultraje a las Fuerzas Armadas.

Y la lista de acusaciones en su contra es tan larga como la lista de las torturas de las que fue víctima: recibió golpes prolongados con una mandarria en los pies, lo sumergieron boca abajo en un pozo de agua, lo intentaron asfixiar con una bolsa plástica, recibió electricidad en las tetillas, lo colgaron con sus propios excrementos y se le desarrolló un cáncer de ojo después de un desgarre por recibir tantos golpes.

 

El informe de la ONU documenta, con imágenes satelitales, los centros clandestinos de tortura en Venezuela. Pero usted ha recorrido 9 cárceles venezolanas, ¿sufrió las torturas en los centros clandestinos o en las cárceles?

En ambos, estuve en un centro clandestino que ellos llaman Zona 51, porque yo pregunté “¿dónde estamos?” y me dijeron “llegó al infierno, la Zona 51”. También estuve preso en la Dirección General de Contra Inteligencia Militar (DGCIM) de Boleíta, en el Helicoide, en Capturas de El Rosal, en el CICPC de Parque Carabobo, en el CICPC de la Av. Urdaneta, en El Rodeo II, en Tocuyito, en 26 de Julio, en la Cárcel Militar de Santa Ana, en la Cárcel Militar de Ramo Verde y en la zona de procesados militares en el hospital Carlos Arvelo. Las cárceles del régimen son cárceles muy peligrosas. A mí me mudaron de muchas de estas cárceles porque yo sé cómo hablarles a los presos y me han acusado de tres levantamientos, por ejemplo. En las cárceles con delincuentes comunes, (la DGCIM) de vez en cuando me iba a torturar, me daban palizas. En las cárceles militares como Santa Ana y Ramo Verde, la DGCIM también iba de vez en cuando a torturar, pero generalmente los castigos físicos los da a través de presos, lo que hace la vida muy dura y complicada. Y en la sede de la DGCIM y en el Helicoide es diferente, porque son campos de concentración brutales. En la DGCIM me daban paliza todos los días, para comer me desnudaban, tenía que arrodillarme delante del custodio y me tiraban la comida en el piso, y tenía que comer en el piso delante del custodio, eso es una monstruosidad. Y después de las monstruosidades que vi, estoy más convencido de que hay que acabar con esta porquería. Es legítimo hacer cualquier cosa para sacar a este gobierno. Yo no tengo ejército, no tengo poder económico, pero tengo mi opinión y tengo derecho de decirla.

 

Su historia es un vivo testimonio de lo que significa caer en las garras del terror de la dictadura venezolana, ¿por qué ese ensañamiento contra usted?

Esa pregunta habría que hacérsela al gobierno. Soy político, pero en realidad no tengo un gran partido político, ni una fuerza militar o armada, ni un gran grupo económico. Soy un intelectual, que tengo un movimiento que se llama Movimiento de la Derecha Dorada de Venezuela, presido una ONG que se llama “Foro de Caracas”, que es un grupo reducido de intelectuales, y realmente lo que hago es producir ideas como hacedor de pensamiento, formar gente, influenciar dirigentes para que hagan lo que tienen que hacer. Evidentemente le tienen terror a eso.

 

¿Y qué tipo de pensamientos quieren callar? ¿En qué cree Vasco Da Costa?

Yo baso mi pensamiento, mi vida, mis acciones en la Doctrina Social de la Santa Iglesia Católica. Soy coherente, no busco cargos porque políticamente ya hice mi vida, no busco dinero, entonces ataco el corazón del problema: la revolución anticristiana, querer eliminar el orden jerárquico del universo puesto por Dios y hacer una prefigura del infierno en esta sociedad igualitaria socialista. Con lo que digo y con lo que hago, toco las conciencias profundas de la opinión pública para despertar lo mejor de ella. Ellos detestan eso, me quieren callar la boca, me han exigido salir del país varias veces, pero yo continuaré aquí hasta que me muera, me maten o ellos salgan, continuaré hasta el final. 

 

Pero si le temen a su opinión, a sus ideas, ¿por qué indultarlo?

Este es mi segundo indulto y en octubre del año pasado ya tenía una medida humanitaria firmada en Fiscalía. Chávez era más inteligente que este señor (Maduro), me tenía preso dos o tres meses, en cambio los 6 o 7 años que lleva este señor en el poder los he tenido preso. El indulto es un juego para tratar de legitimarse, somos fichas de negociación, es una jugada muy inteligente porque las sanciones le están haciendo daño, los está poniendo contra la pared, se sienten ahogados. Si aquí adentro hay gente inteligente, podemos aprovechar esas sanciones para liberar a nuestro país.

 

¿Qué responsabilidad tiene Cuba en todo lo que sucede en el país?

Toda la basura de la izquierda latinoamericana se refugia en Cuba, que es un país destruido. La dirigencia cubana trabaja con la izquierda internacional y ellos pretenden imponer el comunismo en todo el mundo. Cuando cae la cortina de hierro y Rusia se abre al mundo occidental, Cuba y la izquierda internacional crean el Foro de San Paolo (entre Lula Da Silva, Fidel Castro, las Farc, etc), para conseguir los recursos para continuar el proyecto comunista y Cuba era la excusa. Luego el Foro de San Paolo decide tomar Venezuela y Cuba es la que dirige esto. Maduro fue formado en Cuba, cuando su padre tenía secuestrado a William Niehous (el secuestro más largo de la historia política de Venezuela, duró tres años y cuatro meses, y fue secuestrado por grupos de izquierda en el año 1976, ndA), que trabajaba con el papá de Jorge Rodríguez (actual Vicepresidente de Comunicación y hermano de Delcy Rodríguez, vice presidenta de Venezuela, ndA), que fueron los que tomaron la Owens-Illinois. Maduro es simplemente un alumno, un títere, llámalo como quieras, de Raúl Castro y de esa estructura cubana que le enseñaron cómo se mueve el comunismo. Pero esto no lo hacen para ayudar a Cuba, lo hacen para chuparle la sangre a la riqueza de un pueblo para alimentar la izquierda internacional, que tienen gente muy preparada y tienen planes muy complicados para toda América Latina.

 

El régimen ya ha mostrado su cara más sangrienta con los asesinatos de Oscar Pérez y del militar Rafael Acosta Arévalo, ¿teme por su vida?

¡Claro!, pero las razones de mi lucha son religiosas, si ellos me matan me resuelven el problema de la vida porque como la mayoría de los seres humanos soy un pecador y si ellos me matan, yo sé que viene un ángel con la palma del martirio y me lleva directo al cielo. Esta experiencia me dejó claro que tengo que ir contra la revolución bolivariana, contra el Socialismo del Siglo XXI y tenemos que sacar del país esta maldición extranjera y extraña a nosotros. Es un plan macabro y sólo los fundamentos de la sociedad occidental y cristiana, de la cual hacemos parte como nación, nos puede dar la luz para salir adelante. Todo lo que he vivido ha sido mi preparación, mi lucha apenas comienza.