San Marcos por Ermes Dovico
VENEZUELA

Obispos denuncian el comunismo, pero no encuentran eco en el Papa

¿Por qué Jorge Mario Bergoglio habla de fracturas y agendas ocultas a los miembros de la Iglesia Venezolana en el video mensaje enviado ayer? La respuesta podría estar en el último documento emitido por la Conferencia Episcopal Venezolana, la Exhortación Pastoral en donde los obispos venezolanos alzaron su voz contra el comunismo. El discurso del Papa podría ser un llamado de atención para que no continúen con la denuncia frontal contra el régimen, evidentemente contradiciendo a la Santa Sede.

Ecclesia 20_01_2021 Italiano

“No podemos actuar solos, aislados, autosuficientes, con agendas encubiertas”, dijo al inicio de su discurso a los obispos y sacerdotes, durante la reunión virtual denominada “Nuestros sacerdotes en la pandemia: su experiencia y ejercicio ministerial en este período”, organizada por la Conferencia Episcopal Venezolana del 19 al 20 de enero.

El video mensaje que el Papa Francisco envió este martes 19 de enero al clero venezolano duró 6 minutos y culminó de nuevo con un llamado de unidad: “No se fracturen hermanos. No se fracturen. Siempre hay una posibilidad de unirse”, puntualizó.

Pero, ¿por qué Jorge Mario Bergoglio habla de fracturas y agendas ocultas a los miembros de la Iglesia Venezolana, en un evento que tenía el objetivo de compartir experiencias sacerdotales en medio de la pandemia? La respuesta podría estar en el último documento emitido por la Conferencia Episcopal Venezolana, la Exhortación Pastoral del pasado 11 de enero, y el discurso del Papa podría ser un llamado de atención a los obispos a que no continúen con la denuncia frontal contra el régimen, actuando “solos” y “aislados”, evidentemente contradiciendo a la Santa Sede.

Los obispos venezolanos alzaron la voz contra el comunismo: en el documento denunciaron “las nefastas consecuencias de un modelo económico, impuesto por un régimen y una ideología de corte comunista” y exigieron a Nicolas Maduro “un acto de valentía” para que “un cambio radical en la conducción política” permita “detener este mar de sufrimiento del pueblo venezolano”, se lee en el documento del 11 de enero, puntos 4 y 9. Peticiones que al momento no han tenido eco en el Papa Francisco.

El Santo Padre, en cambio, prefirió usar su mensaje para recordar al clero venezolano que para ser un “Buen Pastor” se debe “aprender a ser siervos de todos”, lo que se podría interpretar como un llamado a ser pastores incluso de quienes oprimen al pueblo venezolano; es decir, evitar la frontalidad y la denuncia contra el régimen. Una posición que siempre ha mantenido Bergoglio, que en numerosas oportunidades ha preferido evadir cualquier referencia a la crisis política venezolana en sus alocuciones públicas y este video mensaje no fue la excepción.

“Queridos hermanos Obispos y sacerdotes: … Les agradezco el testimonio de amor y de servicio a los hermanos y hermanas venezolanos, manifestado en su atención a los enfermos, a quienes han llevado la fuerza de la palabra de Dios y la Eucaristía; manifestados en su acompañamiento al personal médico, paramédico y voluntarios que asisten a los pacientes en esta pandemia; en su diligencia por socorrer a los pobres y excluidos, por aquellos que carecen de lo necesario para sobrevivir y salir adelante dignamente. Gracias, gracias por todo esto”, dijo.

Ninguna mención a las “víctimas de persecución y descalificación violenta y opresora” que los obispos evidenciaron en la Exhortación. Oportuno recordar que las Naciones Unidas han confirmado que más de 5.000 venezolanos han sido asesinados por la política de exterminio del régimen, además se han registrado 15.679 detenciones con fines políticos desde el año 2014 y al día de hoy existen 354 presos políticos, según datos del Foro Penal Venezolano.

Una realidad que ha sido constantemente denunciada por los obispos venezolanos y que está presente en la reciente Exhortación Pastoral: “Los informes de la Alta Comisionada de la ONU, para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en junio de 2019, de la Misión especial de la ONU, investigadora de este tema, emitidos el 15 de septiembre de 2020, y el informe de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional de La Haya, el 14 de diciembre de 2020, están basados en un gran número de expedientes de torturas y asesinatos que señalan crímenes presuntamente cometidos por funcionarios del actual gobierno”, se lee en el punto 5.

Y ninguna referencia a la “migración forzada” de ya casi 6 millones de venezolanos, de los cuales muchos han sufrido gravemente las consecuencias de la Pandemia en Suramérica, al quedar sin trabajo y sin poder regresar al país, exponiendo gravemente sus vidas. “Cuando los hijos de una nación deciden abandonar su país, es porque, asediados por la precariedad, han llegado a una situación límite en la que no les queda más camino que asumir el reto y el riesgo de enfrentar lo desconocido, hasta el punto de arriesgar su vida y la de su familia como recientemente ocurrió con la dolorosa tragedia del naufragio de muchos venezolanos en las costas de Güiria”, recordó el episcopado, haciendo referencia a la tragedia que dejó al menos 33 fallecidos y 8 desaparecidos, que en diciembre de 2020 intentaron escapar de Venezuela por mar hacia Trinidad y Tobago. Una historia que pasó casi desapercibida por los medios italianos.

Papa Francisco concluyó su misiva pidiendo que el “Señor bendiga y acompañe el trabajo de ustedes, el corazón de ustedes, las manos de ustedes, las rodillas de ustedes cuando rezan. Bendiga y acompañe las ilusiones de ustedes, los buenos deseos y, sobre todo, bendiga y acompañe la unidad de ustedes”. Evidentemente el pontífice no ha entendido que las manos y las plegarias del episcopado venezolano están unidas y compactas “para hacer realidad la verdad, la justicia, la libertad” de Venezuela.

“Que María de Coromoto Patrona de Venezuela y San José, ‘padre de la valentía creativa’ (esa valentía que surge especialmente cuando nos encontramos en dificultades*), cuiden y protejan a nuestro país”, afirman los arzobispos y obispos de Venezuela.

*Papa Francisco, (2020) Carta Apostólica Patris Corde. N° 5