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LLEGA LA “FACTURA”

Nuevas pruebas relacionan la vacuna y los daños cardíacos: El Pentágono, implicado

Los nuevos estudios internacionales sobre las vacunas ARNm contra el covid desmienten la idea de que los beneficios son mayores que los daños. Según un nuevo estudio tailandés, casi el 30% de los niños vacunados con Pfizer han sufrido efectos cardíacos. Pero éste es sólo uno de los 200 estudios publicados que demuestran que los riesgos de la vacuna Covid superan con creces cualquier beneficio teórico. Y ahora incluso el Pentágono tiene dudas: los datos del Departamento de Defensa de EE.UU. sobre los jóvenes soldados vacunados son alarmantes: en 2021 se produjeron picos dramáticos en una variedad de diagnósticos por problemas médicos graves en comparación con la media de los cinco años anteriores.

Internacional 17_08_2022 Italiano English

En el campo de la vacunología, una rama de la medicina con décadas de historia, toda vacuna siempre ha tenido que cumplir dos requisitos fundamentales: eficacia y seguridad. Desde la aparición de las vacunas contra el Covid en diciembre de 2020, se ha escuchado repetidamente -sin ningún estudio importante que lo verifique- que estas vacunas eran absolutamente seguras. Los supuestos expertos afirmaban en la televisión que los efectos secundarios eran inexistentes. Sin embargo, estas declaraciones eran exageradas, ya que todas las vacunas tienen efectos adversos, y los propios fabricantes de las vacunas Covid enumeraban una serie de posibles efectos secundarios en sus fichas técnicas, y además especificaban que podían surgir otros imprevisibles.

Luego, el tiempo y los hechos han demostrado la realidad de estas reacciones, por lo que el “estribillo” que repetían los partidarios de la campaña de vacunación se convirtió en otro: “Los beneficios de la vacunación contra el Covid superan con creces cualquier daño”. Esta afirmación apodíctica se ha utilizado principalmente para apoyar la vacunación en jóvenes y niños, donde resultaba más problemático argumentar la necesidad de la inoculación dados los porcentajes infinitesimales de muertes de menores de 20 años, y donde los efectos secundarios importantes eran evidentes entre los niños desde el principio.

Ahora, la tesis de que “los beneficios superan a los daños” está siendo desmentida gradualmente por una serie de estudios.

En los últimos meses, un equipo de investigadores de la Escuela de Medicina Johns Hopkins ha analizado a unos 48.000 niños menores de 18 años diagnosticados con Covid utilizando datos de los seguros de salud de EE.UU., y ha descubierto una tasa de mortalidad nula entre los niños sin enfermedades concomitantes particularmente graves, como los tumores malignos, que eran la causa real de las muertes de estos niños. Así pues, la conclusión es que los niños sanos no corren ningún riesgo por enfermar de Covid, sino por vacunarse.

Según un nuevo estudio tailandés del que informa LifeSiteNews, casi el 30% de los niños que recibieron la vacuna COVID-19 basada en ARNm de Pfizer, sufrieron efectos cardíacos. El estudio, publicado como preprint, examinó a 301 estudiantes tailandeses de entre 13 y 18 años que habían recibido la primera dosis de la vacuna sin efectos adversos para ver cómo reaccionaban a la segunda dosis. Y los resultados son especialmente significativos: se encontraron efectos cardiovasculares en el 29,24% de los pacientes, desde taquicardias, palpitaciones, pericarditis y miopericarditis, documenta el preprint, que recomienda, por tanto, que los adolescentes que reciban vacunas de ARNm sean vigilados para detectar efectos secundarios.

Al comentar los resultados, el profesor Peter Mc Cullough, cardiólogo estadounidense, profesor de la Universidad A&M de Texas y subdirector de medicina interna de la Universidad de Baylor, que ha sido el principal opositor a las explicaciones oficiales de Fauci (director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas en EE.UU.)  desde el comienzo de la epidemia, y que ha sido el principal defensor en Estados Unidos de la importancia del tratamiento temprano y del uso de la hidroxicloroquina, ha declarado que “cualquier forma de daño cardíaco en los jóvenes es preocupante porque se desconocen los riesgos a largo plazo de insuficiencia cardíaca y muerte súbita con el ejercicio”.

Además, asegura que el estudio tailandés es uno de los cerca de 200 publicados que demuestran que los riesgos de la vacunación contra el Covid superan con creces cualquier beneficio teórico.

En apoyo de las valoraciones del profesor Mc Collough hay más datos de la base de datos federal estadounidense Vaccine Adverse Events Reporting System (VAERS). Los datos revelan que en menos de dos meses, entre el 1 de enero y el 25 de febrero de este año, se han notificado 11.289 casos de pericarditis/miocarditis tras la vacunación con Covid, lo que ya supone el 47% de las 24.177 notificaciones por lo mismo presentadas en todo el año 2021.

Los defensores de las vacunas afirman que el VAERS ofrece una visión exagerada de los riesgos potenciales de una vacuna, ya que cualquiera puede enviar un informe sin examinarlo, pero los investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. han reconocido un alto índice de verificación de los informes de miocarditis al VAERS después de la vacunación con ARNm, y que, de hecho, la cifra de notificaciones está subestimada.

Pero el VAERS no es la única fuente de datos que justifica la preocupación por los efectos adversos.

LifeSiteNews ha dado la voz de alarma revelando los datos de Pfizer que la compañía había decidido mantener en secreto hasta 2076, incluyendo informes de 158.893 eventos adversos graves después de la vacunación en decenas de países de todo el mundo desde el 1 de diciembre de 2020 hasta el 28 de febrero de 2022.

Finalmente, hay un último dato de una autoridad especial del gobierno estadounidense: el Pentágono. Los datos del Ministerio de Defensa, el Defence Medical Epidemiology Database  (DMED), que realizó estudios sobre los jóvenes soldados vacunados, son bastante alarmantes: en 2021 se produjeron picos drásticos en diversos diagnósticos de problemas médicos graves en comparación con la media de los cinco años anteriores, incluida la hipertensión (2.181%), trastornos neurológicos (1.048%), esclerosis múltiple (680%), síndrome de Guillain-Barré (551%), cáncer de mama (487%), infertilidad femenina (472%), embolia pulmonar (468%), migraña (452%), disfunción ovárica (437%), cáncer testicular (369%) y taquicardia (302%).