Viernes Santo por Ermes Dovico
ENTREVISTA / BURKE

“Los ataques blasfemos quieren destruir la alegría de la Navidad”

El lanzamiento en Netflix de una película blasfema con un Jesús gay y la exhibición externa de un museo romano de un póster con un Jesús pedófilo están sacudiendo el mundo católico. Cardenal Burke: “El arte se ha convertido en una expresión del vacío de una vida sin Dios; odian a Cristo porque él no revela esto”. “El silencio de los obispos y de los sacerdotes sobre estos ataques contra Dios es escandaloso, es el signo de la grave crisis de la Iglesia”. "Los fieles deben realizar actos de reparación y además utilizar todos los medios legítimos para evitar que estas obscenidades se propaguen”.

Ecclesia 18_12_2019 Italiano English

«Lo llaman arte, pero es la expresión del vacío de una vida sin Dios y la rebelión contra la ley que Dios ha puesto en el corazón de cada hombre. Y el silencio de los sacerdotes y obispos frente a estos desagradables ataques contra el Señor es una señal de que incluso en la Iglesia la situación es muy grave». El cardenal Raymond L. Burke no usa medios términos para juzgar la sucesión de clamorosas operaciones blasfemas enmascaradas de expresión artística. En particular, en estos días dos casos han ocupado las portadas de los periódicos: el obsceno anuncio a las afuera del Museo de Arte Contemporáneo de Roma (Macro) que expone un Jesús pedófilo y el lanzamiento en la plataforma Netflix de una película sobre Jesús en versión gay (“La primera tentación de Cristo”), que está causando una reacción muy fuerte en las comunidades cristianas de todo el mundo. Y como si no bastase, la guinda del pastel ha sido también el caso del mega póster colocado en un edificio del Vaticano en la Via della Conciliazione en Roma, a pocos pasos de San Pedro, que hace publicidad a la película - que también distribuye Netflix -, titulada “Los dos papas”. Una operación comercial de contenido dudoso que ha dejado a muchos fieles perplejos y escandalizados.

Cardenal Burke, hay un aumento de obras blasfemas que tienen la presunción de ser artísticas. ¿Qué está sucediendo?
En primer lugar, es un fenómeno debido en parte al nihilismo en las artes: ya no son una expresión de verdad, belleza y bondad, sino que se han convertido en una expresión del vacío de una vida sin Dios; son la expresión de la rebelión contra la ley que Dios ha puesto en nuestros corazones. Ésta es la sociedad de hoy, pero también hay un aspecto que concierne a la Iglesia: ha entrado el panteísmo, el sincretismo con las religiones no cristianas e incluso con secularismo. De esta manera, la figura de Jesús se ha relativizada, ya no es el único Salvador, sino que se ha reducido a un buen hombre, un símbolo, por lo tanto, con todos los méritos y defectos de un hombre. Para un cristiano, esto es lo más grave que se pueda imaginar, un Cristo convertido en cualquier símbolo. Acabo de leer lo que está escrito en los documentos preparatorios del Sínodo para el Amazonas: Jesús ya no es el que da orden a todo, sino parte del cosmos ... ¡Increíble!

Se podría objetar que, incluso si ya no es reconocida su divinidad única, no se entiende por qué se deben ensañar contra su figura, ¿por qué dañar su rostro?
Esta es la vida sin Dios, no hay indiferencia sino una reacción evidente y rabiosa para destruir a aquello que es un signo de contradicción, que revela el vacío que existe en la vida. No toleran su luz.

Con respecto a la luz, un típico tema natalicio. Parece una extraña coincidencia que estos ataques blasfemos ocurran justo cuando la Iglesia se está preparando para la Navidad.
No es una coincidencia, es un trabajo diabólico. El diablo llega a la escena para destruir la alegría de la Navidad, trata de robar la alegría de los cristianos.

Una cosa que no puede dejar de golpear es el silencio de la Iglesia frente a estos ataques blasfemos. Los políticos se movieron contra el anuncio del Macro, contra la película de Netflix se movilizan los laicos con una gran recolección de firmas, pero en ningún caso ha llegado una señal fuerte desde lo alto, desde los pastores.
Tienes razón, es un escándalo este silencio de los obispos y los sacerdotes. No tengo dudas de que también hay buenos sacerdotes que defienden a su rebaño, pero desafortunadamente éstos son casos aislados. También en la Iglesia ha prevalecido una visión politizada de la vida: está dividida en campos opuestos, conservadores o progresistas, a favor o en contra del Papa. Todo esto es absurdo. La Iglesia es guiada por la verdad, no por la conveniencia política. En cambio, haces lo que es políticamente correcto, así sucede cuando el Señor es el blanco de un ataque desagradable, hay silencio. Esto indica una situación muy grave en la Iglesia.

Pero ante estos ataques, ¿cuál es la actitud correcta de un creyente? ¿Qué debe seguir más allá de la obvia indignación y dolor?
En primer lugar, se deben realizar actos de reparación. En nuestras oraciones debe haber una intención de reparar estas terribles ofensas. También se deben hacer penitencias para este propósito. Pero luego debemos usar todos los dones que tenemos para evitar que estas obscenidades se propaguen: escribir y cualquier otra acción legítima para prevenir la recurrencia y la propagación de los actos blasfemos. Luego preguntémonos quiénes son los patrocinantes de ciertas muestras o eventos, qué teatros o salas los reciben, y entenderemos cómo están las cosas.