San Expedito por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Identidad y sentido de la vida

Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso. (Lc 16,26)

«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico. Y hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritando, dijo: “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”. Pero Abrahán le dijo: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado. Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros”. Él dijo: “Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento”. Abrahán le dice: “Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen”. Pero él le dijo: “No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán”. Abrahán le dijo: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto”». (Lc 16,19-31)


Dios nos dio el libre albedrío, es decir, el poder de escoger entre el bien, confiando en Él e intentando obedecer sus mandamientos, y el mal, haciendo prevalecer en el alma nuestra voluntad incluso contra la verdad. El anónimo rico que durante la vida terrena parece no darse cuenta de Lázaro, en realidad, ha perdido su propia identidad y el sentido de su vida. De hecho, la identidad y el sentido de la vida nos son dados solo con la comunión profunda con Dios y el prójimo. En la eternidad Lázaro no puede ayudar al rico porque la falta de caridad, que ha caracterizado la vida terrena del rico, ha producido un abismo que no puede ser colmado. Aprovechemos este período de Cuaresma para no dejar de lado la caridad hacia el prójimo.