Jueves Santo por Ermes Dovico
GUATEMALA

El Plan Familia que no gusta a Estados Unidos y a los lobbies

El 25 de julio, el presidente guatemalteco Giammattei presentó un plan hasta el 2032 para la protección de la vida desde la concepción y de la familia como “unidad básica de la sociedad”. Ese mismo día, el fiscal Sandoval fue destituido, lo que se convirtió en el pretexto para la dura postura estadounidense de Biden y las manifestaciones callejeras contra el gobierno guatemalteco.

Ya habíamos informado cómo el presidente de Guatemala había anunciado una propuesta a favor de la vida (desde la concepción hasta la muerte natural) y de la familia natural. Tras la presentación oficial de un plan de acción real en días pasados, ha comenzado el chantaje de las protestas y la amenaza de Estados Unidos, pero Alejandro Giammattei resiste.

Pues bien, el pasado 25 de julio, Giammattei presentó el plan estratégico “Política pública para la protección de la vida y la institucionalización de la familia 2021-2032”, que se implementará a partir de las próximas semanas y continuará hasta el 2032. El plan de promoción, defensa e implementación de los principios constitucionales del país consta de 99 programas coordinados por el Ejecutivo en colaboración con regiones, ciudades y organizaciones religiosas y benéficas. La política permitirá aunar esfuerzos y promover resultados que conduzcan al fortalecimiento de la familia, la prevención del embarazo precoz, el fortalecimiento de la educación de los niños y las jóvenes, medidas a favor de las personas mayores y muchas otras cosas.

Hemos visto muchas políticas familiares pero esta de Guatemala es completa y podría dar resultados ejemplares para el país. El Plan Giammattei enseña que los principios constitucionales que reconocen la vida y la familia deben coordinarse, no solo jurídicamente con las demás leyes y previsiones de los códigos vigentes, sino que sobre todo deben implementarse en todos los campos de la acción gubernamental y en todos los aspectos de la vida civil del país (las primeras nueve páginas de la hoja de ruta de Guatemala tratan este tema).

No hay nada ideológico en el plan guatemalteco, más bien, la conciencia de “la atención de necesidades inmediatas de protección a la vida desde su concepción, primera infancia, niñez, adolescencia, juventud, adultez y adultez mayor para proteger a la familia como unidad básica de la sociedad”, dijo Giammattei. El plan es el resultado del trabajo conjunto (que comenzó el pasado 16 de marzo) entre el gobierno, los representantes religiosos, académicos y la sociedad civil.

Si tomamos en cuenta esta decisión radical implementada por Guatemala y su Ejecutivo podremos entender el verdadero motivo de las manifestaciones callejeras y de la postura del gobierno de Estados Unidos. El mismo día de la presentación del plan de “Protección a la Vida y la Institucionalidad de la Familia”, el Ministerio de Justicia y la procuradora general María Consuelo Porras, con el aval de Giammattei, despidieron al fiscal especial contra la corrupción Juan Francisco Sandoval con la acusación de haber promovido procesos selectivos e ideológicos “mientras se olvida de otras, más cercanas al gobierno anterior que lo había designado”. Evidentemente, la oposición, apoyada por los habituales lobbies que salieron a las calles el pasado otoño para exigir la dimisión del gobierno, la liberalización del aborto y del matrimonio homosexual, replicó los disturbios en las plazas de la capital y volvió a pedir la dimisión de Giammattei y del Ejecutivo porque son “corruptos”.

¿Habrían dado pruebas de la propia corrupción despidiendo a un fiscal anticorrupción poco objetivo? Como evidencia de la injerencia y amenaza contra el gobierno soberano de Guatemala, el 30 de julio el enviado especial de Estados Unidos para los países del “Triángulo Norte” (Guatemala, Honduras y El Salvador), Ricardo Zúñiga, anunció la suspensión de la colaboración de parte de Estados Unidos con el Ministerio de Justicia guatemalteco.

El 16 de julio, además, al anunciar el plan de vida y familia, Giammattei pidió a la población “apoyo en esta lucha por la fe que lleva como consecuencia movimientos de desestabilización de la democracia para instaurar un régimen que promueva el aborto y la agenda globalista… La lucha por lograr estos objetivos nos pone cara a cara con grupos poderosos que no escatiman esfuerzos para desinformar, polarizar y acceder al poder público por medios ilegales, porque fallaron en las urnas”.

Las embajadas de Alemania, Canadá, Francia, Reino Unido, Suecia y Suiza son más cautelosas y se limitan a invitar al gobierno de Guatemala a retomar la lucha contra la corrupción.

Giammattei, después de la increíble (y grave a nivel diplomático) decisión de Estados Unidos, no se rindió. Por supuesto, dijo estar preocupado por el posible impacto negativo, pero de inmediato instruyó al ministro de Hacienda, Álvaro González, a “buscar opciones” para apoyar el presupuesto y al canciller Pedro Brolo para “promover la cooperación de organismos internacionales y países amigos”, lo cual garantizó la sostenibilidad del presupuesto en pocas horas. Por tanto, el chantaje del EE.UU. de Biden y de las multinacionales proaborto y LGBT no logró su objetivo.