San Fidel de Sigmaringa por Ermes Dovico
FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Despojarse de uno mismo

Se suscitó entre ellos una discusión sobre quién sería el más importante. (Lc 9,46)

Se suscitó entre ellos una discusión sobre quién sería el más importante. Entonces Jesús, conociendo los pensamientos de sus corazones, tomó de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo: «El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado. Pues el más pequeño de vosotros es el más importante». Entonces Juan tomó la palabra y dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no anda con nosotros». Jesús le respondió: «No se lo impidáis: el que no está contra vosotros, está a favor vuestro». (Lc 9,46-50)


Contrariamente a la mentalidad del mundo que ve el poder solo como dominio sobre los demás, Jesús nos enseña que para ser grandes debemos ser pequeños, es decir humildes. Y por esto nos insiste sobre la importancia y el respeto por los niños, visto que en su tiempo (y tal vez también en el nuestro) los pequeños y los indefensos se veían como objetos que podían ser utilizados a placer. Seguir a Jesús, por tanto, significa amarlo hasta el punto de despojarse de uno mismo para hacer sitio a los humildes y para ser también nosotros humildes.